Martes, 12 Diciembre 2017 10:56

Adviento II: Tiempo de Misericordia

"Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad".

Miqueas 5:2

Adviento es un tiempo de reflexión sobre la venida de nuestro señor Jesucristo. Es también un tiempo de espera, de esperanza y de alegría. El tema central de Adviento es el gran amor de Dios, quien envió a Su único Hijo para que diera su vida por nosotros los pecadores, los que nos habíamos apartado de Dios y de Su pacto. Por la Ley sólo habíamos logrado merecer el castigo divino, pero ahora a través de Jesucristo, el amor genera perdón y reconciliación con el Creador de los cielos y de la tierra.

Ahora la misericordia de Dios genera compasión hacia el que sufre, al que está en desgracia, o al que en su condición espiritual no merece ningún favor. El Señor tiene esa disposición que hace beneficiario a todo aquel que crea en Él. Somos salvos por Su misericordia y no por la Ley. En otras palabras, somos salvos por gracia y no por obras, tal como lo afirma el apóstol Pablo: "porque por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).

Esta misma misericordia es manifestada por Jesucristo en todo su ministerio terrenal. Él tuvo compasión para con los enfermos, los necesitados y los desprovistos de atención espiritual. Ejemplos varios tenemos en toda la Escritura. Esto había sido profetizado por los profetas, especialmente Isaías cuando anuncia:

"El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los que están de luto"

(Isaías 61:1-2)

Este tiempo de adviento debe ser una oportunidad más para que todos juntos reflexionemos acerca de este gran amor de Dios y de sus promesas hechas realidad. Que los símbolos que utilizamos nos permitan recordar los grandes temas que la Escritura nos enseña: la fe, el amor, la justicia, la esperanza y la paz.

¡Bendiciones!