Miércoles, 12 Octubre 2016 15:37

Tareas para la casa, realmente un recurso para optimizar los aprendizajes?

Durante los últimos meses, en las diversas redes sociales, se ha cuestionado la utilidad de las tareas escolares que los docentes damos a nuestros estudiantes, cuestionamiento del cual no debemos estar ajenos.

Por ejemplo, mencionar que en Twitter se creó un hastag (#nomastareas) a través del cual los internautas se han manifestado contra el envío de tareas para el hogar. Se ha planteado eliminar las tareas argumentando que, los estudiantes después de una extensa jornada escolar llegan cansados a sus hogares y que el realizarlas les quita tiempo para descansar o recrearse.  Además, sostienen

que muchas de ellas terminan siendo realizadas por los padres, entre otras muchas criticas.

Ante esta situación, como docentes, deberíamos preguntarnos si ¿las tareas que estamos dando, realmente están sirviendo para que mejorar la calidad de los aprendizajes?  ¿Son efectivamente un recurso para optimizar los aprendizajes? ¿Tenemos claro que buscamos con cada tarea que damos?  ¿Revisamos las tareas que enviamos a las casas? ¿Nos aseguramos si fueron realizadas correctamente?

La decisión de dar o no tareas es parte de nuestra responsabilidad profesional, sin embargo, debemos velar que estas sean un real aporte para favorecer o fortalecer el aprendizaje de nuestros estudiantes. Es importante que al enviar tareas estas tengan un objetivo de aprendizaje claro, que sean desafiantes permitiendo al alumno motivarse para hacerlas y que no sean para cumplir con alguna materia no tratada en clases.

El Ministerio de Educación no ha estado ajeno a esta discusión y ha elaborado el documento “Orientaciones pedagógicas sobre propósito amplitud y sentido de tareas para la casa” indicando algunas recomendaciones a considerar al momento de enviar una tarea escolar, estas son las siguientes:

  • Deben ser pertinentes al contexto, edad y curso y deben ser relevantes y beneficiosas para el aprendizaje. Cuando la tarea es demasiado sencilla o compleja, puede tener efectos perjudiciales para la autoestima y la motivación por aprender.
  • Es importante privilegiar aquellas actividades que resultan complejas de realizarse en el aula debido a que no se cuenta con las condiciones requeridas. Por ejemplo, leer un libro, entrevistar a un miembro de la familia o recolectar muestras desde el patio de una casa o parque. 
  • Deben ser apropiadas para el desarrollo de los estudiantes y planificadas para que puedan resolverlas de manera autónoma (sin la ayuda de los padres, un par o un tutor).
  • Es fundamental que los estudiantes comprendan el propósito de la tarea y cómo apoya el logro de los aprendizajes.
  • Se sugiere que sean con el objetivo de recolectar evidencias de aprendizaje para retroalimentar a los estudiantes y no con el fin de que se traduzcan en una calificación.
  • Es fundamental estimar el tiempo que le tomará a cada estudiante realizar la tarea. Un exceso se puede volver contraproducente y afectar negativamente el aprendizaje, por lo cual es fundamental la coordinación entre los profesores de las distintas asignaturas de un mismo curso.
  • Es relevante que el docente priorice las experiencias de aprendizaje dentro del aula. 
  • Si es imprescindible el apoyo de un adulto, se recomienda enviar indicaciones claras del rol que debe cumplir. Se aconseja evitar que el apoderado deba enseñar y se recomienda que el estudiante explique y reflexione.
  • Se recomienda que las tareas no se entreguen para ser realizadas durante el fin de semana, para que los estudiantes y sus familias puedan dedicar ese tiempo a actividades en conjunto.
  • Se sugiere monitorear los efectos de las tareas para ir ajustando los tipos de tarea y el tiempo que requiere realizarlas en el hogar.

Finalmente, debemos tener claro que, “dar o no tareas” es una decisión que nos compete como profesionales y que esta decisión debe fundamentarse en criterios pedagógicos.